Mea culpa
Esta colaboración bien pudo llamarse El borrego que sigue a otros borregos, La mentira que se repite varias veces se vuelve verdad, Aguas con las ‘voladas’, Cita la fuente mi querido Watson, o La mano que mueve la cuna.
La historia se escribió así:
Reapertura del Miércoles Ciudadano. 15 de enero de 2014. Palacio Municipal de Aguascalientes. Invitación a los ex alcaldes. Corte de listón a cargo del Presidente Municipal capitalino. Asistencia de un ex gobernador, también ex alcalde. Presencia en ausencia de un senador.
Matías Lozano es el autor del guión original. En su columna Cortando por Lozano, publicada en sexenio.com.mx, escribe al día siguiente del evento protocolario: “Cuentan que Martín Orozco (Sandoval), hallándose en el privado de (Antonio) Martín del Campo y a punto de bajar al segundo patio, donde sería la inauguración del evento, le avisaron que allá estaba Luis Armando (Reynoso Femat), muy orondo, cargándose de la positiva energía que le transmitían sus aduladores, lo que habría provocado un ataque de furia al Senador, y la determinación de mantenerse en la oficina del alcalde, no saliendo hasta que no se hubo retirado el ex gobernador…”.
Dos días después de la reinauguración, el viernes 17, Rigor (seudónimo) en su columna Cómo, Cuándo y Dónde de Hidrocálido retoma el comentario anterior y afirma: “Razón única.-Nada queda oculto en esta vida y, así las cosas, panistas cercanos al senador Martín Orozco Sandoval rechazaron que el legislador no haya estado presente en la reanudación de los miércoles ciudadanos supuestamente por compromisos de trabajo en la Cámara Alta, donde por principio de cuentas están en receso, sino que renunció a concurrir cuando tuvo conocimiento de que allí estaría Luis Armando Reynoso Femat, con el que desde hace tiempo rompió toda forma de comunicación, directa o indirecta, afirmaron aquéllos. Martín, se asegura, se encontraba en la parte alta del palacio menor y se negó a descender para no tener que verse frente a frente con LARF”.
En las dos partes, de la imaginaria puesta en escena, queda claro que El Señor de las Tijeras hizo suya la versión de los cuentistas, El Señor del Seudónimo recogió el dicho de “panistas cercanos”. Y ninguno confirmó la especie con MOS.
Al no registrarse desmentido alguno -por no solicitarse o al haberse pedido, los autores de sendos comentarios se abstuvieron de publicarlo-, Vale al Paraíso dio por buena la información y la replicó hace una semana.
Pues bien, el miércoles reciente me llamó el jefe de prensa de MOS para comentar que éste nunca estuvo en el Miércoles Ciudadano, mucho menos “en la oficina del alcalde” o “en la parte alta del palacio menor”, como afirmaron Matías Lozano y Rigor; el legislador panista se encontraba en Ciudad de México, de donde salió a Puebla, en viaje de ida y vuelta, abundó Enrique Appendini Carrera, a quien le reconocí mi falta de cuidado por no haberme cerciorado de la presencia de MOS, escondido debajo del escritorio del alcalde Martín del Campo o en la azotea del edificio.
El desaguisado periodístico originó la batalla campal familiar. De la confronta al debate. Los argumentos afloraban. Fluían de un lado para otro. Cada ponente hacía valer puntos de vista. La técnica contra la rudeza. La pureza contra perversión. El Ángel Bueno contra el Ángel Malo.
El primero me aconsejaba abordar el tema hoy. Dar la cara. Afrontar el percance. Aclarar los hechos, citando la fuente de mi información. Vacunar la credibilidad de este espacio. Sacar a relucir mi congruencia. Y entregar una sentida disculpa al lector por el pecado original de otros.
El segundo recomendaba guardar silencio. Fingir ignorancia. Hacer que la Virgen me hablaba. Desestimar el accidente. Sumarme al dato erróneo. Aprovechar la circunstancia, al no haberse publicado desmentido alguno. Y dejar al lector en el craso error (esto último me pareció inadmisible).
Ganó el Ángel Bueno. Hoy dormiré bien. Mi conciencia está tranquila. Hice lo correcto. Habló la seriedad. Se impuso la congruencia. Critico y me critico. La autocrítica me place. Periodismo, estamos en paz.
¿Quién o quiénes filtraron la errónea información, la supuesta presencia de MOS en el acto, para mandar el retorcido mensaje: la familia desunida siempre será vencida?
En más de mil textos publicados, es la primera vez que me embarco en un incidente ajeno: debí corroborar la información de terceros o citar a los autores de los comentarios. Así de elemental.
Porque alguien tiene que escribirlo: ¿Y la Cheyenne apá? Preguntan los desesperados diputados locales a los sufridos contribuyentes aguascalentenses, siempre dispuestos a pagar con sus impuestos las compras de lujos para representantes (im)populares.
Por: Mario Granados